Textos de los críticos
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Luz Ángela Lizarazo
Se llama así, como aparece con todas las letras en el título de esta columna pero ella prefiere llamarse Luzliz. Y la comprendo. El apócope al que ahora a reducido su nombre largo y sonoro cuadra mas con su figura delgadísima y su voz aniñada, que parecen los de ninfa escapada milagrosamente de algunas de las ilustraciones de la primera edición del Peter Pan de Barry. Pero tanto el mote que ha elegido como su propio aspecto pueden engañarse si se los toma como las únicas guías para decidir que clase de persona es esta artista, cuya obra se ha conocido en Cali gracias a la galerista Jenni Vilá, su amiga, su cómplice y su partidarias mas ferviente. Luz Ángel oculta detrás de esas señales de aparente fragilidad una voluntad inconmovible que mantiene con pulso firme la decisión que tomó hace mucho tiempo de imponer su arte y de imponerse como artista.
Ya lo ha hecho muchas veces y ahora vuelve a hacerlo en Madrid, donde muchos artistas colombianos que conozco no han logrado lo que ella acaba de lograr, que es una exposición individual en una galería importante.
Cierto, Carlos Jacanamijoy expuso hace poco sus atractivos cuadros pero lo hizo en un espacio institucional como es la Casa de América, y un par de años atrás también lo hizo Miguel Bohmer, pero en la galería de Luis Fernando Pradilla, que lo había expuesto de antemano en su galería de Bogotá.
Y entre colombianos del mismo medio hay coincidencias y complicidades a las que es completamente ajena Magda Belloti, la dueña de la galería de arte de Madrid donde hace justamente una semana Luz Ángela inauguró una muestra realmente excepcional. En ella están los motivos y los temas que han entretejido su trabajo: la mujer, sus sueños, los recuerdos infantiles, los lechos, las sábanas, las cunas, los toldos, los pájaros, las jaulas... Y digo entretejer con toda deliberación y en esta oportunidad con más sentido que nunca, porque Luz Ángela más que una dibujante extraordinaria - que lo es - es una tejedora iluminada, recurrente, infatigable. De hecho su exposición en Magda Belloti incluye una par de piezas maestras en las que el tejido juega un papel crucial.
2.-Primera es una poderosa instalación compuesta por un toldo de tres o mas metros de altura, tejido en crin de caballo teñida de rojo, que cubre una cama minúscula, como de juguete, depositada en el suelo de mármol. La otra es una obra compuesta por dos almohadas de bebe, separadas entre sí por una de las escaleras de la galería, en las que hay dibujadas las cabezas de dos mujeres durmiendo, cuyas rojas cabelleras de crin se entrelazan salvando los metros de distancia que las separan. ¡Es magnífica!
Otra obra importante es un telón que cuelga del techo hasta el suelo y que muestra un laberinto interminable de finas líneas que como las enredaderas o las lianas contienen en su espesura rostros, manos y cuerpos femeninos entrelazados tanto con pájaros como con secciones horizontales de cuerpos humanos, en las que las fibras musculares, el tejido óseo, las venas y los nervios cortados pueden confundirse fácilmente motivos simplemente ornamentales.
Las potencias demoníacas de la modernidad rompieron el tejido que alguna vez fijó el sentido de la vida. Luz Ángela está empeñada en tejerlo de nuevo.
Carlos Jiménez.